Desde formar parte de la estructura básica del invernadero para el vivero, hasta utilizarse como huertas verticales para colgar con cuerdas desde el techo, pasando por muebles para plantas de todo tamaño, macetas verticales ideales para la producción de fresas, mini huertas para la pared o estructuras de mini huertas caseras muy productivas para hierbas y verduras. Lo único para lo que no sirven son para plantar tuberculos o plantas con raíces largas, ya que no tienen mucha profundidad como macetas.
Si eres fanático de las cañas de bambú para la decoración, estas ideas para el jardín son para ti.
Si tienes cañas de bambú y quieres crear tu propia huerta casera, estas ideas son para ti.
Si deseas tener una huerta casera que apele a la naturaleza, estas ideas son para ti.
Para utilizar las cañas de bambú como maceteros para la tierra, simplemente colocan de manera horizontal y se quita la parte de arriba de la caña, en el hueco que queda por el vacío de las cañas, se coloca la tierra y las plantas.
Algunos hacen varios agujeros redondos con el radio del tamaño aproximado de la planta que se cultivará, otros quitan toda la parte superior de la caña, depende básicamente del gusto de cada uno, del riego que se vaya a utilizar y de cuánta tierra se disponga para el armado de la huerta.
Aquí les dejamos 25 proyectos e ideas de huertas caseras con cañas de bambú y esperamos que les gusten, si desean ver más ideas sobre huertas caseras, no olviden que esta primavera estamos super inspirados en Construccion y Manualidades y al final les dejamos un mensaje positivo que tiene que ver con la caña de bambú japonesa y es muy inspirador!
Huertas caseras con cañas de bambú
No hay que ser agricultor para saber que una buena cosecha requiere de buena semilla, buen abono y riego constante.
También es obvio que quien cultiva la tierra no se para impaciente frente a la semilla sembrada y grita con todas sus fuerzas: Crece, vamos!
Hay algo muy curioso que sucede con el bambú japonés y que lo transforma en no apto para impacientes:
Siembras la semilla, la abonas, y te ocupas de regarla constantemente.
Durante los primeros meses no sucede nada apreciable. En realidad no pasa nada con la semilla durante los primeros siete años, a tal punto, que un cultivador inexperto estaría convencido de haber comprado semillas infértiles.
Sin embargo, durante el séptimo año, en un período de sólo seis semanas la planta de bambú crece ¡más de 30 metros!
¿Tardó sólo seis semanas en crecer? No, la verdad es que se tomó siete años y seis semanas en desarrollarse.
Durante los primeros siete años de aparente inactividad, este bambú estaba generando un complejo sistema de raíces que le permitirían sostener el crecimiento que iba a tener después de siete años.
Sin embargo, en la vida cotidiana, muchas personas tratan de encontrar soluciones rápidas, triunfos apre surados sin entender que el éxito es simplemente resultado del crecimiento interno y que este requiere tiempo.
Quizás por la misma impaciencia, muchos de aquellos que aspiran a resultados en corto plazo, abandonan súbitamente justo cuando ya estaban punto de conquistar la meta.
Es tarea difícil convencer al impaciente que solo llegan al éxito aquellos que luchan en forma perseverante y saben esperar el momento adecuado.
De igual manera es necesario entender que en muchas ocasiones estaremos frente a situaciones en las que creemos que nada está sucediendo.
Y esto puede ser extremadamente frustrante. En esos momentos (que todos tenemos), recordar el ciclo de maduración del bambú japonés, y aceptar que, -en tanto no bajemos los brazos -, ni abandonemos por no "ver" el resultado que esperamos-, sí está sucediendo algo dentro nuestro: estamos creciendo, madurando.
Quienes no se dan por vencidos, van gradual e imperceptiblemente creando los hábitos y el temple que les permitirá sostener el éxito cuando éste al fin se materialice.
El triunfo no es más que un proceso que lleva tiempo y dedicación. Un proceso que exige aprender nuevos hábitos y nos obliga a descartar otros. Un proceso que exige cambios, acción y formidables dotes de paciencia. Tiempo...
Cómo nos cuestan las esperas, qué poco ejercitamos la paciencia en este mundo agitado en el que vivimos... Apuramos a nuestros hijos en su crecimiento, nosotros mismos hacemos las cosas apurados, no se sabe bien por qué... Perdemos la fe cuando los resultados no se dan en el plazo que esperábamos, abandonamos nuestros sueños, nos generamos patologías que provienen de la ansiedad, del estrés...
¿Para qué? Te propongo tratar de recuperar la perseverancia, la espera, la aceptación. Si no consigues lo que anhelas, no desesperes... quizás solo estés echando raíces...