La startup mexicana Plastinova mezcló la ingeniería química con la tecnología para reciclar todo tipo de plástico inservible y el bagazo del agave tequilero y convertirlos en paneles similares a los de madera, aunque más resistentes.
Crean material de construcción a partir de desechos del ágave tequiliana
En general, el material utilizado para construir techos, arcos o cualquier estructura en México, es fabricado con madera o aluminio. La propuesta de los jóvenes emprendedores de Jalisco es obtener un material más económico y a la vez reciclar desechos orgánicos e inorgánicos.
La composición del panel va del 10 al 35 % de fibra de agave, el resto se completa con plástico reciclado, ya que es la matriz de este material de construcción, comentó Alberto Medina-Mora Urquiza uno de los cuatro socios de Plastinova, junto a Eloy Aquino Herrán, Milton Vázquez Lepe e Ignacio Reyes González.
Plastinova pasó un año como proyecto, y en los últimos meses logró consolidarse como una empresa funcional que produce materiales compuestos a partir del plástico reciclado y el bagazo de agave, que tras una serie de tratamientos obtiene la fibra necesaria para realizar los paneles, según informa Dicyt.
A pesar de que Plastinova radica en una zona donde se elabora tequila, como lo es Jalisco, es muy complicado obtener el bagazo del agave porque las compañías lo utilizan como combustible para sus calderas. Sin embargo, los jóvenes llegaron a un convenio con dos empresas tequileras para aprovechar el desecho de la planta.
Para procesar 100 kilos de bagazo de agave la maquinaria tarda alrededor de 36 horas. Y un día más para transformar la fibra en una tonelada de pellets o perlas de plástico reciclado con el material orgánico, con las que se fabrican los paneles, que miden 1,20 metros de alto por un metro y tiene 10 centímetros de espesor.
Para su fabricación se sigue un proceso que consta de tres partes. Primero, con ayuda de un proceso físico se retira del bagazo de agave el alcohol, el azúcar, la médula y la cáscara para dejar únicamente la fibra y limpiarla. Después es secada, molida y se pulveriza, hasta obtener un polvo similar a la harina.
Durante este proceso se le agrega a la fibra un agente compatibilizante, que es una sustancia especial que sirve para alterar la composición química del desecho, que la hace más resistente y compatible con los distintos tipos de plásticos, como el propileno usado en cucharas o el polietileno de alta densidad empleado en los bidones de leche, explicó Medina-Mora.
Dentro de los planes a futuro de la empresa está sustituir las fibras de agave por las de coco, ya que de acuerdo a sus pruebas en laboratorio son más resistentes y tiene propiedades físicas más adecuadas para su empleo en la construcción. Aunque para esto requieren seguir participando en concursos de emprendedores como lo hicieron el año pasado en el Cleantech Challenge o darse a conocer para atraer inversionistas que los apoyen para aumentar la capacidad de la maquinaria.